CENTRO ACADÉMICO DE ASESORÍA PEDAGÓGICA

De Toribio López Culqui. Lic. en Educación Secundaria. CPPe. 2333961903 Cel. 947638314 Rpm.#947638314 Brinda: ASESORAMIENTO EN TRABAJOS DE INVESTIGACIÓN EN EDUCACIÓN SUPERIOR UNIVERSITARIA Y NO UNIVERSITARIA. ASESORAMIENTO EN TRABAJOS ESCOLARES EN LOS NIVELES INICIAL, PRIMARIA Y SECUNDARIA. DIGITACIÓN E IMPRESIONES.

ENSAYO

UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARTIN
FACULTAD DE EDUCACIÓN Y HUMANIDADES
RESILIENCIA: CAPACIDAD PARA
RECUPERARSE DE LA ADVERSIDAD.
Lic. Toribio López Culqui.

I. ANTECEDENTES DE LA REALIDAD PROBLEMÁTICA.

El presente siglo estamos asistiendo a un mundo en donde la persona no le agrada a todas con sus acciones, por lo que es sujeto a críticas por parte de los que no les agrada. Al respecto, Cuauhtémoc (2002: 32) dice que “Criticar a los demás se ha convertido en un deporte mundial que produce amargura, y la amargura se contagia.”

Con frecuencia las personas tienden a desilusionarse y frustrarse como consecuencia de creer al pie de la letra al quien les critica; de considerar a la opinión de los demás como muy importante. Haga lo que haga una persona siempre habrá alguien en su contra; diga lo que diga siempre habrá alguien quien cuestione sus ideas; aunque se comporte de acuerdo a las normas éticas siempre habrá alguien quien hable mal de él.

Por otra parte la competitividad que caracteriza a la interrelación social en el contexto neoliberal en que vivimos hace que las personas estén en constante preocupación por su trabajo, por su perfeccionamiento profesional para lograr ocupar un curul en los puestos de trabajo que se ofertan para ser ganados por concurso. Pero en este panorama, por la deficiente formación ética imperante en nuestra sociedad, el actuar de muchas personas se rige por la concepción en que le fin justifica los medios. Esto trae para otros temor, angustia, resentimiento y todo mal que afecta a su integridad psíquica.

Al referirse a la sociedad actual, Trahtemberg (1996:27) manifiesta que “El siglo XXI será turbulento, confuso, impredecible, valuable, inestable y pondrá a prueba a las personas, que no podrán lidiar con estos desafíos solamente a través del dominio de ciertos conocimientos, sino a través de su estabilidad emocional. Deberán ser personas psicológicamente fuertes y sanas; seguras y con confianza en sí mismas. Capaces de manejar el estrés y la angustia; cooperativas con las personas y la naturaleza; optimistas, aunque realistas. Entonces calidad será sinónimo de salud mental.”

El reto del proceso educativo es preparar a las personas para ser capaces de afrontar los problemas manejando sus emociones que le conduzcan por un mejor sendero. Percibimos el aprendizaje como un proceso que debemos imitar; por lo tanto, el aplicar aquello en lo que creemos es uno de los principios básicos de la resiliencia. Este es uno de los mayores retos para los educadores y para las personas que trabajan con los y las jóvenes, ya que vivimos en una sociedad que no le da la importancia que se merece a los niños, a las niñas y a los y las jóvenes, y que tampoco valora la importancia de satisfacer esas necesidades básicas de las personas. Esto hace que nuestro trabajo con los y las jóvenes sea no sólo una meta, sino una verdadera necesidad.

“La vida nos plantea problemas a todos, pero lo importante es saber que somos capaces de enfrentarlos eficientemente…” (Sin mención de autor, ni año, en red: www). Nadie está exonerado de los problemas que la sociedad nos presenta, todos somos afectados por problemas aunque unos son más afectados que otros, unos tienen la capacidad de solucionarlos más rápido que otros; pero también existen personas que no pueden lidiar con los problemas y se dejan llevar por lo más trágico como es quitarse la vida.

La felicidad y el éxito son un reflejo de la confianza que tenemos en nosotros mismos. Cuando la persona se siente bien consigo misma, está preparada para aceptar retos, se siente feliz de ser quien es; una imagen positiva de uno mismo es beneficiosa en las diversas circunstancias que se presenta en le periodo de vida. Sin embargo cuando existe desconfianza en nosotros mismos , se presenta la dificultad para afrontar los problemas mediante episodios aceptables.

Debido a la presencia de personas con males psicológicos, como la angustia, la tensión, el estrés, entre otros; en los últimos tiempos en los programas noticieros en medios de difusión nacional se escucha a doctores prediciendo que a pocos años más adelante la enfermedad común será los de carácter psicológico, como la angustia, el estrés, etc.

De esta realidad problemática descrita se formula el problema siguiente: ¿Qué hacer para que las personas actúen contra la adversidad y alcancen resultados fructíferos?. A este problema se le responde con la hipótesis siguiente: Si se educa a las personas en resiliencia entonces se le prepararía para actuar contra la adversidad alcanzando resultados fructíferos. La cual es contrastada en el desarrollo teórico de los contenidos.

II. OBJETIVOS.

2.1. OBJETIVO GENERAL.

Describir y explicar la capacidad que permita a las personas enfrentar a la adversidad para alcanzar resultados fructíferos.


2.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS.

Analizar las características de la resiliencia como medio para lograr recuperar de la adversidad.

Analizar el desarrollo de la resiliencia como capacidad de las personas para enfrentar a la adversidad.

III. DESARROLLO TEÓRICO.

3.1. ANTECEDENTES DE LA RESILIENCIA.


“El concepto de resiliencia no es nuevo en la historia. En la Biblia, Job, se sobrepone a la pérdida de todos sus bienes materiales; la adolescente Ana Frank, logra continuar su desarrollo adolescente aislada del mundo, durante la guerra nazi, hasta que la asesinan.
Los pueblos en su sabiduría histórica lo han simbolizado en ciertas frases como:
Hacer de tripas corazón
No hay mal que por bien no venga
Sacar fuerzas de flaqueza
Y las diversas religiones apuestan a la resiliencia de los creyentes cuando prometen que: de los pobres, será el reino de los cielos.

Una política social que conlleva grandes inversiones, que reduzca y elimine los tugurios, que brinde una atención primaria de calidad para la infancia y adolescencia desde la concepción, que incremente el nivel educativo y la calidad de la educación, que genere empleos adecuadamente renumerados, que permitan desarrollar y expresar nuestra amplia capacidad creadora, etc.

Desarrollar la resiliencia en un paliativo para algunos de nuestros niños y niñas adolescentes ante la carencia de una política social más justa. El enfoque de resiliencia podría llevar a centrar focos específicos de esta política social pero nunca podrá sustituirla como señala Stefan Vanistendael, en un documento publicado por la Oficina Internacional Católica de la Infancia . En la misma comenta para nosotros los interesados en la infancia y adolescencia; el enfoque de resiliencia nos ayuda a distanciarnos:
a) Del desánimo, en cuanto realismo sin esperanza
b) Del cinismo, incapaz de ver el rostro positivo de la realidad.
c) De ilusiones poco realistas. “(Solun, 1995, en red: www)

“En el sentido más estricto de la palabra, las investigaciones sobre resiliencia se refieren a numerosos estudios internacionales transculturales de desarrollo y vida media, sobre niños y niñas que nacieron en familias de alto riesgo, en donde los padres eran enfermos mentales, alcohólicos, abusivos o delincuentes, en comunidades de extrema pobreza, o en zonas de guerra.

Uno de los datos más relevantes de estos estudios que se realizaron en un largo plazo, fue que al menos un 50%, y en ocasiones hasta un 70% de los jóvenes que crecieron en condiciones de alto riesgo, llegaron a ser socialmente capaces aunque estuvieron expuestos a una tensión severa y no lograron sobreponerse del todo ante algunos obstáculos que les impidieron alcanzar el éxito. Asimismo, estos estudios no solamente sirvieron para identificar las características de estos jóvenes resilientes, sino que documentaron las características del ambiente familiar, escolar y de la comunidad, lo cual facilitó el hecho de que pudieran manifestar su capacidad de resiliencia.

Las investigaciones que se han llevado a cabo sobre resiliencia, validan las anteriores en lo que se refiere a la teoría del desarrollo humano; éstas han dejado claramente establecidas las necesidades que tienen los seres humanos de crecer y desarrollarse, lo cual es parte de nuestra naturaleza, y se manifiesta de forma natural cuando están presentes ciertos elementos. Todos nacemos con una resiliencia innata, y con capacidad para desarrollar rasgos o cualidades que nos permiten ser resilientes, tales como el éxito social (flexibilidad, empatía, afecto, habilidad para comunicarse, sentido del humor y capacidad de respuesta); habilidad para resolver problemas (elaborar estrategias, solicitar ayuda, creatividad y criticidad); autonomía (sentido de identidad, autosuficiencia, conocimiento propio, competencia y capacidad para distanciarse de mensajes y condiciones negativas); propósitos y expectativas de un futuro prometedor (metas, aspiraciones educativas, optimismo, fe y espiritualidad). Deseamos destacar que la resiliencia no es un rasgo genético que poseen sólo algunos super chicos, como lo han interpretado algunos periodistas y ciertos investigadores. Por el contrario, es la capacidad innata para hacer las cosas correctamente.” (sin mención de autor, ni año, en red: www.)

“Las investigaciones han revelado que cerca de un tercio de los niños que crecen en medios con múltiples agentes estresantes y escasas oportunidades, son niños bien adaptados y se convertirán en adultos con una vida normal. A partir de estos estudios se han ido identificando diversos factores asociados al desarrollo de resiliencia en condiciones de pobreza, que tienen relación con aspectos individuales y ambientales.” (sin mención de autor, 2000, en red www.)


3.2. CONCEPTO DE RESILIENCIA.


Para Rutter (1992) citado por Centro de Capacitación Educativa Jean Piaget la resiliencia “Se refiere a la capacidad del ser humano de recuperarse de la adversidad y, más aún, transformar factores adversos en un elemento de estímulo y desarrollo.”

Por su parte Suárez (1993) citado por Centro de Capacitación Educativa Jean Piaget, establece que la resiliencia “Se trata de la capacidad de afrontar de modo efectivo eventos adversos, que pueden llegar, incluso a ser un factor de superación.”

Combaríza (s/f) “Al hablar de resiliencia humana se afirma que es la capacidad de un individuo o de un sistema social de vivir bien y desarrollarse positivamente, a pesar de las difíciles condiciones de vida y más aún, de salir fortalecidos y ser transformados por ellas.”

“El tema de la resiliencia, entendida como la capacidad de una persona para hacer las cosas bien pese a condiciones adversas, ha surgido como una alternativa que permite vislumbrar la esperanza en situaciones que comúnmente asociamos a sólo un cúmulo de carencias. El concepto de resiliencia (o facultad de recuperación) implica dos componentes: la resiliencia frente a la destrucción, es decir la capacidad de proteger la propia integridad ante las presiones deformantes; y la capacidad para construir conductas vitales positivas pese a las circunstancias difíciles. “ (Sin mención de autor, 2000, en red www).

Grotberg, Walsh, Citados por Casabianca y Hirsch (2003) definen resiliencia como "la capacidad humana para enfrentar, sobreponerse y ser fortalecido o transformado, por experiencias de adversidad". Spera y Lanto Citados por Casabianca y Hirsch (2003) dicen que la resilencia “Aparece ligada al desarrollo y crecimiento humanos, y también está en relación con las interacciones, grupos de apoyo y relaciones con lo trascendente, en las diversas etapas y contextos de la vida.”

3.3. ELEMENTOS BÁSICOS DE LA RESILIENCIA.

Combaríza (s/f) se refiere acerca de dos elementos básicos de la resiliencia, los cuales de anotan a continuación: ”La resistencia frente a la destrucción o la capacidad de proteger la propia integridad a pesar de la presión, dicho en otras palabras la superación de las crisis, el dolor, la muerte, la pobreza, como situaciones límites ante las cuales se resiste el ser humano, como luchador innato y sobreviviente de la esperanza; y el otro elemento lo constituye la capacidad de construir o reconstruir su propia vida a pesar de las circunstancias difíciles. Es el concepto oriental de las crisis: como dificultad y como oportunidad. Las crisis son conflictos de alta intensidad y por lo tanto con un alto poder de transformar individuos y sociedades. Solo una sociedad madura para los conflictos, es una sociedad preparada para la paz.

En la óptica de la resiliencia en cambio, los conflictos son la base del desarrollo, cuando aparecen están anunciando crecimiento, transformación, buenas noticias. Se trata entonces de un potencial humano activado que logra muy buenos resultados a pesar de un alto riesgo, que mantiene competencias bajo la amenaza, que sigue creciendo en armonía, que es capaz de superar el miedo, que tiene la fortaleza de convertir el trauma en una oportunidad de crecimiento. Sin embargo las crisis, vistas como oportunidades de crecimiento, implican el desarrollo y fortalecimiento de factores que dinamicen y activen el potencial humano, de superar las dificultades y salir fortalecidos de ellas.

Los seres humanos en circunstancias especialmente difíciles requieren una mano amiga, un acompañante un cómplice significativo que les permita crear lazos y vínculos consigo mismos, con los otros y con su entorno. Todos estos enunciados son caminos de vincularidad que suscitan el potencial humano de la resiliencia.

El sentido del humor. Las personas que son capaces de reírse de sus males llevan la mitad del camino recorrido. La base del sentido del humor es el mismo sufrimiento. La gracia suele implicar el reconocimiento y la ternura ante lo imperfecto, el fracaso, la capacidad de admiración ante lo inesperado, y cuando la respuesta es una sonrisa, tal vez no acabe con el sufrimiento, pero tampoco éste acabará con quien lo padece. Quien logra reírse de sí mismo ganará en libertad interior y fuerza. Con el humor se dinamiza el potencial humano en situaciones límites. Valoración de la diferencia. La ternura que implica no solo el respeto sino el amor a la diferencia, se convierte sin duda en un factor protector por excelencia de la superación humana.

En la base se encuentra el crecimiento de la autoestima, en lo diverso que tiene cada persona como tesoro escondido con el cual puede acrecentar su esperanza y enriquecer su autoestima. Darle la oportunidad a cada ser humano de descubrirse único e irrepetible en su diferencia, se convierte en la clave de la aceptación personal y social.

El enfoque de resiliencia puede aportar significativamente al cultivo de una esperanza realista, porque sin negar los problemas, centra la atención en las fuerzas y potencial humano que se pueden capitalizar. La esperanza real no es una vía de escape, sino que descubre un potencial positivo real pero escondido a una mirada superficial y pesimista del valor humano. Esto viene al caso de la persona, pero también de las sociedades, de los países y en general del género humano.”

Raffo (2002) “…la inteligencia emocional puede convertirse en parte fundamental de la habilidad resiliente en el educando para afrontar la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva. De esta forma, aún viviendo en situaciones de alto riesgo, las competencias emocionales pueden contribuir para niños y adolescentes tengan un desarrollo psicológicamente sano y posean disposición para asumir sus actividades en circunstancias concretas.”

La inteligencia emocional según Cooper y Sawaf, citados por Raffo (2002) es “Concebida como capacidad de sentir, entender y manejar eficazmente el poder y la agudeza de las emociones, es decir, como fuente de energía, información, interelación e influencia…”

“La inteligencia emocional es el uso inteligente de las emociones, de forma intencional hacemos que nuestras emociones trabajen para nosotros, utilizándolas con el fin de que nos ayuden a guiar nuestro comportamiento y a pensar de qué manera puede influir mejorando nuestros resultados.” (Inteligente in organizations, s/f).

Con base en la inteligencia emocional se puede determinar el como cada persona se relaciona y entiende el mundo; teniendo en cuenta las actitudes y los sentimientos, engloba habilidades como el control de los impulsos, la autoconciencia, la canalización de las emociones, la confianza el entusiasmo, la empatía, la persistencia frente a las frustraciones, la práctica de la gratificación prolongada , el motivar a otros ayudándoles a que se desarrollen aprovechando los propios talentos y consiguiendo su compromiso con respeto a los objetivos e intereses comunes. Desde esta respectiva con la inteligencia emocional se puede enfrentar a la adversidad con resultados provechosos.


3.4. ÁMBITOS DE INTERVENCIÓN PARA DESARROLLAR LA RESILIENCIA EN LOS NIÑOS:
“a) Redes informales de apoyo y, como exponente clave, una relación de aceptación incondicional del niño en cuanto persona por al menos una persona significativa. Esta aceptación (que no significa aceptación de cualquier conducta del niño) es, con toda probabilidad, la base de la construcción.
b) La capacidad para averiguar sobre el significado o sentido de lo que ocurre en la vida. La respuesta a esta necesidad de significado puede revestir varias formas. Por ejemplo la consecución de pequeños objetivos, expresiones de fe religiosa, identificación con modelos positivos, experiencias de orden y belleza, dedicación a los demás.
c) Aprendizaje de todo tipo de aptitudes sociales y resolutivas de problemas, así como de determinadas aptitudes técnicas de utilidad, más el convencimiento de tener algún tipo de controlo sobre la propia vida.
d) Respeto del niño y fomento de su autoestima a lo largo del proceso educativo. Sacar a luz las cualidades positivas que puedan pasar inadvertidas por encontrarse en cierto modo encubiertas por una conducta inaceptable.
e) Sentido del humor. Supone algo más que pasarlo bien. La gracia suele implicar el reconocimiento de lo imperfecto, del sufrir, que acabamos por integrar en la vida de forma positiva, con una sonrisa.

La resiliencia nos indica, a quienes trabajamos en sectores de pobreza, la necesidad de focalizar nuestra búsqueda en los recursos personales y ambientales de que disponen los individuos, sus familias y la comunidad. Se pasa de un trabajo fundamentalmente asistencial, destinado a suplir carencias, hacia un trabajo promocional que busca descubrir y fortalecer capacidades y recursos en las personas. Y se cambia, desde una intervención focalizada en el beneficiario directo (niño, joven, adulto mayor, mujer), a una intervención que incorpora a la familia y a la comunidad durante todo el proceso de cambio. Se incorporan actividades educativas que abordan las distintas dimensiones de la resiliencia; por ejemplo el taller de circo.” (sin mención de autor, 2000, en red: www).

3.5. FACTORES DE APOYO AL DESARROLLO DE LA RESILIENCIA
A continuación se anotan los factores de apoyo de la resiliencia :

“Factor social:
Yo tengo
- Personas que me quieren
- Personas que me ponen límites
- Modelos para actuar
- Personas que quieren que sea autónomo
- Personas que me ayuden si estoy en peligro

Recursos personales
Yo soy
- Alguien que otros quieren
- Feliz cuando hago algo bien
- Respetuoso de mí y del otro
- Dispuesto a responzabilizarme de mis actos
- Seguro respecto a que saldré bien
habilidades sociales:
Yo puedo
- Hablar sobre lo que me asusta
- Buscar maneras de resolver mis problemas
- Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo peligroso
- Buscar el momento apropiado para actuar o hablar
- Encontrar alguien que me ayude” (Sin mención de autor, ni año)

3.6. LAS RELACIONES Y LA CONSTRUCCIÓN DE RESILIENCIA
La escuela construye resiliencia en los alumnos a través de crear un ambiente de relaciones personales afectivas. Estas relaciones requieren docentes que tengan una actitud constructora de resiliencia, es decir, que transmitan esperanzas y optimismo (cualquiera sea la problemática o la conducta pasada del alumno). Es una actitud que dice: Creo que puedes lograrlo; estás en condiciones más que en riesgo.

“Las relaciones constructoras de resiliencia en la escuela también se caracterizan por centrarse en los puntos fuertes de los alumnos. Los adultos que trabajan en las escuelas deben buscar las fortalezas de cada alumno con la misma minuciosidad que suelen emplear para detectar sus problemas, y hacérselas ver. Esto no implica pasar por alto las conductas inapropiadas o riesgosas. Sólo significa equilibrar las cosas para que el alumno reciba al menos tanta retroalimentación sobre sus puntos fuertes,. Al respecto, la bibliografía sobre la resiliencia es clara: las fortalezas de un alumno son las que lo harán pasar de su conducta de riesgo a la resiliencia.

Un enorme cuerpo de investigaciones ha documentado los efectos nocivos de los programas que encasillan y señalan (negativamente) a los niños. El encasillamiento es sin duda un proceso desmotivador del cambio. Para cambiar, las personas deben tener un sentido de su propia eficacia. Deben creer y confiar en que tienen la fortaleza y la capacidad de hacer cambios positivos

Los alumnos internalizan esa convicción a través de las interacciones que tienen con otros. El principal elemento constructor de resiliencia para cada alumno es una relación de confianza, aunque sea con un solo adulto, dentro o fuera de la familia, que le transmita: tú me importas. La resiliencia se construye mediante interacciones personales con el alumno que le transmitan optimismo y se centren en sus fortalezas.” (sin mención de autor ni año)

3.7. SEIS PASOS DE LA RUEDA DE LA RESILIENCIA EN LAS ESCUELAS
“Los seis pasos para promover resiliencia pueden expresarse a la vez en las actitudes de los docentes y en la estructura de las escuelas. Los perfiles de aulas constructoras de resiliencia que acabamos de reseñar y la conducta de los docentes en esas aulas documentan los seis pasos en acción. A continuación se resumen las maneras en que las escuelas pueden poner, y han puesto, en práctica los seis pasos.

1. ENRIQUECER LOS VÍNCULOS. Existen varios medios de incrementar los vínculos con la escuela. Uno de ellos es priorizar la participación de la familia en la actividad escolar convocando a los padres, otorgándoles roles significativos en la escuela, ofreciéndoles una variedad de formas de participación y hablando con ellos periódicamente -con todos los padres- para transmitirles alguna buena noticia sobre sus hijos. También es conveniente instalar centros de recursos parentales y hacer que los padres tengan voz en la conducción de la escuela para construir una fuerte participación de la familia en la actividad escolar.

Los alumnos también necesitan una variedad de actividades antes, durante y después del horario escolar. Algunas actividades interesan a ciertos niños, con lo que incrementan su vínculo, y otras son de interés para otros. Es fundamental que se les ofrezca arte, música, teatro, todo tipo de deportes, tareas de servicio comunitario y clubes de diversas clases (podrá recurrirse a los padres para que ayuden a proporcionar muchas de estas cosas).

Las estrategias de aprendizaje que toman en cuenta las inteligencias múltiples y los múltiples estilos de aprendizaje, como confirman los perfiles de las aulas descriptas, reforzarán la vinculación del alumno con el aprendizaje y su permanencia en la escuela.
Un ambiente que incluya cada uno de los pasos siguientes también tenderá a incrementar la vinculación.

2. FIJAR LÍMITES CLAROS Y FIRMES. Éste es otro paso que funciona mejor si se incorporan otros varios pasos constructores de resiliencia. Por ejemplo, es importante que los alumnos participen en la determinación de estos límites, que consisten en normas de conducta y procedimientos para hacerlas cumplir (incluyendo las consecuencias de incumplirlas). Los límites deben basarse en una actitud afectuosa, antes que punitiva. Como se mencionó en el capítulo 1, las investigaciones sobre la prevención indican que es conveniente que las políticas y procedimientos escolares, desde el jardín de infantes hasta el último año del colegio secundario, hagan referencias concretas a ciertas conductas de riesgo, como el uso de alcohol u otras drogas, los comportamientos violentos y la pertenencia a pandillas delictivas. Estas referencias debeñ expresarse en forma adecuada al nivel de desarrollo de los alumnos.
También es importante que el personal escolar, los padres y los alumnos conozcan y comprendan las políticas de la escuela. En algunos colegios, por ejemplo, los alumnos dibujan carteles que reflejan esas políticas y los cuelgan en las paredes. Otras escuelas han adoptado un enfoque positivo y reforzador redactando las políticas escolares en términos de una lista de derechos de los alumnos (ser respetado, sentirse seguro, estar libre de las drogas, ser tratado con afecto, etc.) que es enviada a los hogares y firmada por cada alumno y un miembro de su familia. En el capítulo 7 se incluyen ejemplos de algunos de estos procedimientos.

3. ENSEÑAR HABILIDADES PARA LA VIDA. Esto puede efectuarse de diversos modos. Uno de ellos, que no requiere demasiado tiempo extra, es aplicar un método de enseñanza, basado en el aprendizaje cooperativo, que incorpore naturalmente las habilidades para llevarse bien con los demás, trabajar en grupo, expresar opiniones propias, fijar metas y tomar decisiones. Las habilidades para la vida pueden inculcarse como un curso normal de acción cuando los alumnos son enviados a un profesor consejero por haber incurrido en mala conducta. Ésta es una consecuencia natural que ayuda al niño a construir su propia eficacia: los alumnos identifican las habilidades que pueden servirles para evitarse problemas en el futuro y luego las aprenden. Las investigaciones realizadas muestran que los pares son los mejores mensajeros de las estrategias de prevención e intervención, por lo que es útil determinar todas las maneras en que los alumnos pueden enseñar habilidades para la vida a otros. El currículo referido al tema de la salud es un lugar adecuado para incorporar la capacitación formal en materia de habilidades para la vida. La mejor capacitación al respecto es la que brinda a los alumnos una dosis adecuada -unas quince sesiones durante el primer año- y luego sesiones de refuerzo -alrededor de ocho- en los años subsiguientes (Botvin y Botvin, 1992).

4. BRINDAR AFECTO Y APOYO. Como se dijo antes, este paso es la base de toda construcción de resiliencia. Es el componente crucial de las actitudes que construyen resiliencia, pero también debe expresarse en conductas concretas, como tomar en cuenta a todos los alumnos, saber sus nombres, estimular a los reticentes, investigar e intervenir cuando alguno de ellos enfrenta circunstancias difíciles. Esto requiere conceder tiempo en clase para la construcción de relaciones, como lo hace el programa del" compañerito del jardín de infantes" mencionado en el perfil del aula de la escuela primaria. También implica construir un modelo de intervención eficaz para los alumnos que están teniendo problemas, así como detectar y aprovechar sus fortalezas.
Los programas de incentivos que ofrecen a cada alumno una oportunidad de éxito, como subir una calificación en un punto o ser premiado ya sea en el momento de hacer algo bien o en reuniones especiales para celebrar buenas acciones, son formas programáticas de afecto y apoyo. El personal escolar puede tomar la resolución expresa de ayudar a los alumnos a encontrar sus resiliencias personales. Entonces, estarán atentos a sus manifestaciones y responderán a ellas diciendo cosas como tu comprensión de lo que ocurre en tu casa es un punto realmente favorable, o tu capacidad de encontrarle el lado humorístico a la situación es un modo increíblemente positivo de lidiar con lo que está pasando, o me admira cómo te apartas de esa situación para cuidarte'y sobrellevarla.

5. ESTABLECER Y TRANSMITIR EXPECTATIVAS ELEVADAS. Benard (1993) describe varias maneras en que las escuelas pueden implementar este paso constructor de resiliencia. En primer lugar, los mensajes del personal escolar a los alumnos deben componerse de declaraciones como "convéncete de que puedes, esfuérzate y aguza el ingenio" y "esta tarea que te pido que hagas es importante; sé que tú puedes hacerla y no me daré por vencido contigo" . Las clases con expectativas elevadas presentan las siguientes características: currículo s de mayor alcance, más significativos y participativos para todos los alumnos; grupos de estudio heterogéneos, flexibles y basados en los intereses de los alumnos (sin señalamientos ni rotulaciones); sistemas de evaluación que reflejan la visión de las inteligencias múltiples, los enfoques múltiples y los estilos de aprendizaje múltiples, y una gran cantidad de actividades variadas para que todos los alumnos participen, incluyendo programas de servicio comunitario.

Las estrategias de enseñanza que transmiten expectativas elevadas promueven la colaboración, antes que la competitividad, y se centran en la motivación intrínseca del alumno basada en sus propios intereses; también asignan la responsabilidad de aprender a los alumnos, haciéndolos participar y tomar decisiones respecto de su propio aprendizaje. Los docentes expresan expectativas elevadas al establecer relaciones fundadas en la atención individual a cada alumno, aplicando un método de enseñanza personalizado y valorando la diversidad.

6. BRINDAR OPORTUNIDADES DE PARTICIPACIÓN SIGNIFICATIVA. La base fundamental de este paso radica en contemplar a los alumnos como recursos, y no como objetos o problemas pasivos. No hacer nunca en la escuela lo que pueden hacer los alumnos debería ser el lema, y cada aspecto de la escuela deberá analizarse a efectos de encontrar oportunidades de dar mayor participación a los alumnos. Esto podría implicar la inclusión de alumnos en comisiones de gobierno escolar, aun en los niveles primarios (donde el personal escolar se ha asombrado por las excelentes evaluaciones y sugerencias de los chicos para mejorar su escuela). Los programas entre pares (incluyendo el de servicio comunitario), las numerosas actividades antes, durante y después del horario escolar que se mencionaron, y la aplicación de estrategias de enseñanza participativas, son medios de brindar a los alumnos oportunidades de participación significativa.

Algunas escuelas han dejado proyectos enteros a cargo de los alumnos, como revistas para la escuela y la comunidad, centros ambientales y programas de mediación escolar. Otras instituyeron capacitación en liderazgo para todos los alumnos, incluyendo líderes tradicionales y no tradicionales. Uno de los mejores ejemplos de cómo integrar este paso de la resiliencia al aprendizaje eficaz es el de una escuela que organizó todo el currículo de quinto grado en torno a la elaboración y venta de salsa, actividad que incorporaba las tareas de encontrar y comprar ingredientes, cocinar, envasar, comercializar, distribuir y decidir cómo invertir las ganancias.

Es importante contar con el respaldo de los padres, la comunidad y otras organizaciones con el fin de implementar con eficacia los seis pasos de la construcción de resiliencia en cada aula y en toda la escuela. De acuerdo con nuestra experiencia, el mensaje alentador de la construcción de resiliencia tiene más éxito para cultivar el necesario compromiso de un conjunto de colaboradores que los procedimientos tradicionales.

Cuando estas seis condiciones constructoras de resiliencia se cumplen en las escuelas de modo tal que tienen un efecto positivo en todos los alumnos es más probable que los alumnos muestren el perfil indicado” ( Sin mención de autor, ni año, en red: www)
CONCLUSIONES
  • El concepto de resiliencia no es nuevo en la historia. Los pueblos en su sabiduría histórica lo han simbolizado en ciertas frases como: Hacer de tripas corazón, No hay mal que por bien no venga, sacar fuerzas de flaqueza . Y las diversas religiones apuestan a la resiliencia de los creyentes cuando prometen que: de los pobres, será el reino de los cielos.
  • La resiliencia humana es entendida como la capacidad de un individuo o de un sistema social de vivir bien y desarrollarse positivamente, a pesar de las difíciles condiciones de vida y más aún, de salir fortalecidos y ser transformados al enfrentar a los momentos adversos.
  • Los elementos básicos de la resiliencia como: La resistencia frente a la destrucción y el sentido de humor se ven favorecidos por la inteligencia emocional, debido a que aún viviendo en situaciones de alto riesgo, las competencias emocionales pueden contribuir para que las personas tengan un desarrollo psicológicamente sano y posean disposición para asumir sus actividades en circunstancias concretas.
  • La escuela construye resiliencia en los alumnos a través de crear un ambiente de relaciones personales afectivas. Estas relaciones requieren docentes que tengan una actitud constructora de resiliencia, es decir, que transmitan esperanzas y optimismo, cualquiera sea la problemática o la conducta pasada del alumno. Es una actitud que dice: Creo que puedes lograrlo; estás en condiciones más que en riesgo.


    REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


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